Con un jurado integrado por Javier Milei y el espíritu de Milton Friedman , los economistas uruguayos se consagraron, con la receta del recorte de inversiones, la no cobertura de vacantes y su famoso proyecto Neptuno, lograron lo imposible, lograron su receta de agua salada.

Los economistas están contentos, con su ahorro de inversiones en OSE, le ahorran a las familias uruguayas el tener que comprar sal de mesa, lo han logrado, el agua del grifo ya viene salada.

Bromas aparte, es infame que se hallan pasado 4 años del gobierno, con no cobertura de vacantes en OSE y sin mover un dedo para lograr una mayor reserva de agua dulce para suministrar a la mitad de la población del Uruguay.

Es infame también que se quiera invertir en un proyecto a favor de las empresas constructoras como el proyecto Neptuno, que nos ofrecerá agua salada como la que hoy se consume en la capital y zona metropolitana, será agua salada para el pueblo y un dulce gigante para el consorcio privado.

Hoy vivimos el resultado del ataque de los capo de la economía , de los cerebros, que ahorran a costa de los servicios públicos, recortes que se iniciaron en la administración anterior y que hoy estamos pagando su consecuencia.

El sindicato FFOSE ha planteado una de las soluciones a este problema, reducir con inversiones e ingreso de personal las pérdidas de agua potable por desperfectos en las cañerías (50% de lo que se potabiliza se pierde, no llega a las casas), potenciar las cuadrillas de reparación, mejorar el manejo de las cuencas, embalses de agua dulce, etc.

Mientras sigamos con cerebros del ajuste, decidiendo sobre  los servicios esenciales, vamos rumbo al desastre.

Por tratarse de un derecho fundamental, entendemos que la Mesa Representativa debe decidir sobre alguna acción de lucha, algo hay que hacer además de declaraciones o poses, sin agua no se puede vivir.