Con una medida sorpresiva e intentando boicotear el servicio de pasajeros, Fernando Valls ordenó que las máquinas propiedad de SLF ( que son en realidad propiedad de AFE) no puedan ser utilizadas para correr los servicios de pasajeros.
La medida la tomó con la clara intención de generar malestar a los usuarios del servicio de pasajeros y fue comunicada a AFE minutos antes de la salida de un servicio con máquina y salones, quedando parte del pasaje a pie.
La decisión de Fernando Valls lo hace ascender un escalón en su soberbia y se ha ganado el mote de antipopular que se puede sumar al de antiobrero.