Las malas noticias nos acompañan casi desde siempre a los ferroviarios, pero a algunas no nos vamos a acostumbrar nunca..
Hoy nos toca despedir un gran compañero, de los que creíamos que no se retiraban jamás por su apego a la vida ferroviaria, esa que no tiene residencia fija, esa que va dejando vínculos en todos los pueblos donde pernoctamos.
Y así era Juan María Bareiro, que si bien se había retirado hace un par de años, no se retiró de la memoria de cada ferroviario que lo conoció, de cada vecino del barrio Peñarol y de los barrios dónde existió una sociedad.
Un tipo derecho, de personalidad fuerte y servicial; que se mostraba recio, pero los que lo conocíamos sabíamos que en el fondo se escondía un gran compañero, de los que no te dejan a pata jamás y con un humor que solo entendíamos los que verdaderamente tuvimos la suerte de conocerlo a fondo.
Seguramente estas palabras no sean suficientes para hacer honor a tantos años de anécdotas y vivencias que tuvimos contigo Juan, pero intentan despedirte como lo que fuiste un ferroviario de los buenos y como te recordaremos siempre.
Si existe un ejemplo de lo que significa ser ferroviario fuiste vos, de lo que es amar tu profesión y esta vida que solo nosotros entendemos.
Te adelantaste, pero solo dejaste servicio por aca, seguramente fuiste bien recibido por grandes compañeros en alguna sociedad por allá y seguirán golpeando yuntas en largas noches de mates y charlas de cabina de locomotora..
Un abrazo eterno