Hoy ingresó la reforma al parlamento, nos condenará a trabajar 5 años más si se aprueba, obliga a todos a aportar a las AFAPS, las AFAPS se llevaran el dinero del aporte de los uruguayos a otros países, se desfinancia al BPS, lo que resultará a la larga en peores prestaciones de todo tipo.
Los dineros del sistema solidario se van a la bolsa financiera internacional, como si en nuestro país no hiciera falta invertir.
La reforma la pagan los trabajadores, los patrones no aportan un peso, siendo que hoy aportan solo el 7% y los trabajadores el 15%.
Pero vamos a los impactos en cifras que indican que se trata de la reforma de la muerte, una bomba radioactiva que dañará a las generaciones que hoy trabajan y a las que vendrán.
En nuestro país tomando la serie histórica del año 1992 al 2021 fallecen en promedio 32.470 personas por año (GRAFICO 1), cifra promedio que marca una tendencia al aumento producto del leve aumento de la población y del envejecimiento de la misma.
De las 32.470 personas que mueren por año en promedio, 5.972 nunca llegaban a jubliarse por que su vida se terminaba antes de los 60 años un 18% del total de las muertes anuales, si se aprobara la nueva reforma se incrementaría la cantidad de personas que no llegan a jubilarse en 2.164 llevando la cifra 7.956, un incremento de 6%, llevando el guarismo al 24% de las muertes totales (GRAFICO 5).
Además hoy, tomado en cuenta el promedio de la serie histórica y la ley actual, 2.164 personas mueren sin haber gozado más de 4 años de jubilación, luego de ede más de 30 años de trabajo, por lo que pasaron prácticamente toda su vida adulta trabajando sin parar, con la nueva ley, 2.896 personas no gozarán de más de 4 años de merecido retiro, la cifra de personas que no podrán gozar de más de 4 años de retiro se incremente en 33%.
De más está decir que si uno se muere luego de 4 años de haberse jubilado por lo menos 2 de esos cuatro los pasó enfermo padeciendo el desenlace no esperado de su existencia.
Además de esto, al analizar el comportamiento de la mortalidad por estrato de edad, se detecta una reducción en la mayoría de los estratos, debido a las políticas sociales y sanitarias que el país ha aplicado, pero mirando en detalle los estratos afectados por la reforma, osea las edades entre 60-64 años y entre 65-69, el descenso se enlentece a partir de finales de los 90 estabilizándose y teniendo un leve repunte a partir del 2015. (GRAFICOS 3 , 4 )
Es claro que las edades afectadas por la reforma no están disminuyendo hoy su cantidad de personas que mueren sin jubilarse o las que apenas gozan de 4 años de jubilación.
También se visualiza el efecto asesino del COVID en estos grupos en los años 2020 y 2021, contingencia que los grandes cráneos de la seguridad social tampoco consideran en sus sesudas disquisiciones, como tampoco proyectan el efecto de la inmigración o políticas que favorezcan la natalidad, parece que existe un destino apocalíptico que solo puede ser salvado con el trabajo a perpetuidad.
La reforma lleva del trabajo al cajón o al sanatorio y posterior desenlace a 5.060 personas por año, un estadio centenario cada 10 años sin derecho a jubilarse, aportando con su dinero a los fondos de pensiones del mundo rico mediante las AFAPS, sacando el dinero del país y no destinándolo a las políticas de seguridad social y salud que han prolongado nuestra vida.
Como muestran las gráficas, no siempre fue igual, se redujo las mortalidades con políticas de prevención y protección social, también los aspectos curativos, ese fue el éxito del sistema solidario.
Ahora se quiere alterar eso, quien puede asegurar que no volvamos a los guarismos del 92 y que encima trabajemos más y todavía vivamos menos,¿ donde la mentada reforma asegura la inyección de dinero a salud y protección social?, vamos a destruir algo que ha permitido vivir más a la población.
¿Qué maligno francotirador eligió los estratos de edad para asegurarse un ahorro de 5.060 jubilaciones menos por año?
Somos pocos los y las uruguayas para permitir que 5.000 de nosotros sean borrados del mapa del beneficio jubilatorio.
Ni que hablar de aquellos 545.000 trabajadores que ganan menos de 25.000 pesos hoy, en la hipótesis de una jubilación quedarían en una situación que los obligaría a trabajar hasta que no tengan más fuerza, engrosando la lista de los que no podrán jubilarse jamás.
Que pensaron los cráneos del porcentaje de trabajadores informales, que están entre un 25% y 21% del total, otros más a la picadora de carne.
En esa misma línea, los y las viudas solo recibirán pensiones por un período de un año engrosando la lista de los que morirán trabajando.
Ni que decir de aquellos que por su edad no puedan renovar una libreta de conducir o que no les de la fuerza para una tarea, serán marginados y sucumbirán trabajando en lo que puedan.
La reforma condena a la servidumbre a miles de trabajadores, mientras las empresas internacionales reciben exoneraciones de toda clase, las cifras así lo indican.
NO A LA REFORMA DEL TRABAJO A LA TUMBA
BASTA DE ENGORDAR PATRONES A COSTA DE NUESTRA EXPLOTACIÓN
GRAFICOS DE LA REFORMA DE LA MUERTE FUENTE: MSP Dirección General de la Salud Dpto de Estadísticas Vitales