Ser ferroviario es algo diferente, en muchos casos hasta un tema de familia y no finaliza esta condición cuando uno se jubila, lo despiden o dejan excedente.
Somos algo distinto, una familia, por eso sentimos tristeza cuando parte un ferroviario de esta vida.
Los Bogliolo son un ejemplo de esta raza, el abuelo conocido como el Gallo, su hijo como el Pollo y el nieto como el Pollito por los viejos, todos ferroviarios
Se ha ido el Pollo, maquinista, dejado excedente lo sufrió mucho, buen compañero, padre, amigo y ferroviario .
La vida del ferroviario, con sus alegrías y tristezas, sus hazañas y tragedias, nos une y hace correr por siempre en las vías del infinito, en la estación eterna del recuerdo, nuestros viejos nos han enseñado y hemos aprendido a no olvidar a los nuestros.
Un abrazo a su familia y amigos.