La Secretaría de Transporte ha retrasado la decisión para dar luz verde a una subvención largamente esperada en Silicon Valley, 647 millones de dólares para que el Caltrain, el tren que recorre la península de Norte a Sur, deje de funcionar con diésel y pase a ser eléctrico. La petición ha sido aplazada hasta el año que viene según la carta emitida por el organismo oficial.
Se esperaba una decisión antes de marzo. El tren transporta cada día a más de 60.000 pasajeros, pero es lento y resulta caro de mantener. El billete de principio a fin cuesta 12 dólares por trayecto, y tarda más de una hora y cuarto. Salvo en horas punta, solo hay un tren por hora, pero la actual infraestructura no permite ampliar trenes o frecuencias si no se hace la inversión planeada.
La Secretaría de Transporte ha retrasado la decisión para dar luz verde a una subvención largamente esperada en Silicon Valley, 647 millones de dólares para que el Caltrain, el tren que recorre la península de Norte a Sur, deje de funcionar con diésel y pase a ser eléctrico. La petición ha sido aplazada hasta el año que viene según la carta emitida por el organismo oficial.
Se esperaba una decisión antes de marzo. El tren transporta cada día a más de 60.000 pasajeros, pero es lento y resulta caro de mantener. El billete de principio a fin cuesta 12 dólares por trayecto, y tarda más de una hora y cuarto. Salvo en horas punta, solo hay un tren por hora, pero la actual infraestructura no permite ampliar trenes o frecuencias si no se hace la inversión plane
La electrificación del tren entraba dentro de los planes del Gobernador Jerry Brown para crear un sistema de trenes de alta velocidad en California, uniendo San Francisco y Los Ángeles. La administración Obama apoyó la idea. No así los republicanos en el congreso, que han sido los que han votado para retrasar la decisión. Los 14 representantes se manifestaron en contra de esta subvención
Desde Silicon Valley, se interpreta como una represalia de Trump al mundo de la tecnología. Los 647 millones de dólares eran parte de los 2.000 millones necesarios para acometer toda la renovación. Scott Wiener, Senador demócrata de California, apunta directamente al presidente en su perfil de Twitter: “Sí, Trump iba a ser el presidente del transporte. Californianos, tenemos una gran lucha en nuestras manos”.
Anna Eshoo, representante demócrata por el distrito de Palo Alto, una de las localidades más prósperas, donde se encuentra la universidad de Stanford, ha publicado una carta en la que expresa su malestar: “Nunca imaginé que la electrificación de un tren fuese a ser objeto de una política partidista tan brutal. No se trata de un proyecto Demócrata o Republicano, sino de modernizar un sistema de transporte caduco, que es la columna vertebral de la península y Silicon Valley”. La política lanza un dardo a Trump: “Era un proyecto a punto, que iba a crear miles de empleos en la zona de la bahía. También en más estados. Iba a ser hecho por empleados americanos y con productos americanos”. En las redes sociales no faltan los mensajes que piden a Elon Musk que interceda para explicarle al presidente la importancia del paso de un combustible fósil a una opción más limpia. Musk es el único miembro del mundo de la tecnología que sigue en el consejo económico de Trump, una decisión polémica que el visionario justifica por el acceso que le otorga y para tender puentes.
El Caltrain ya ha gastado 150 millones de dólares para adaptarse al plan previsto. El coste total del proyecto es de 1.980 millones de dólares, de los que 647 correspondían al gobierno central. Dan Richard, presidente del plan de tren de alta velocidad, no se rinde. Ha asegurado a AP que están contemplando más opciones.
Según RedFin, una web de análisis inmobiliario, San Francisco es la mejor ciudad de Estados Unidos para vivir sin coche, por delante de Boston, Washington y Nueva York. Comparado con los parámetros de Europa, el sistema de transporte público resulta deficiente, pero sí permite llegar a casi cualquier punto de la ciudad, con paciencia, y combinando se puede caminar y la bicicleta es de uso común. Junto a la estación del Caltrain, en toda la ruta entre San Francisco y San José, las fronteras norte y sur de Silicon Valley respectivamente, hay un almacén que sirve para aparcar las bicicletas. Es habitual hacer el desplazamiento de casa a la estación en pedales y después tomar el tren hasta el trabajo.
En California, los huertos solares son tan importantes como los que proveen alimentos. Junto a la factura de la luz mensual se adjunta un formulario para solicitar ayuda a la hora de instalar paneles solares o un enchufe especial para el coche. En Silicon Valley se condena la ostentación y se premia la eficiencia. El modelo de auto más común es el Prius de Toyota. En el segmento de lujo, mandan los Tesla.
Hacer que el Caltrain sea también eléctrico es una de los anhelos de łos habitantes. No solo por contar con una red más rápida, sino también por coherencia con sus propias convicciones.